Una noche en casa

El estaba de pie, dándome la espalda, pase atrás de él, y falto dejar de deambular acaricie despaciosamente su espalda provocando que me siguiera con la mirada y me buscara. Me saludo con la estupefacción de verme de nuevo me mimo y me dio mi pertinente mimo. Él no podía saber todo lo que para mi significaba su congratulación, su mimo, su cariño. Falto embargo en mi cuerpo, mil y una sensaciones eran provocadas por aquel hombre.

Cada mañana yo me presentaba en su oficina para saludarlo, y en cada agasajo yo quería gritarle que me moría por él, por sus labios, por su cuerpo, escaso embargo permanecía callada. Un fecha, lo salude, platicamos un tris, y en el momento que hoy me iba, volví a su rasgos, nos miramos y nos besamos a la mitad de la boca… no había sido confusión, era real, y yo tenía que ratificar eso, lo mire, y me dejo acercarme a sus labios, apenas los rocé, pero fue maravilloso. Desplazamiento de la comarca a la luna de golpe. Y me hechizo. Salí de su secretaría flotando sobre nubes. Era real, me había dejado besarlo, él me había besado…

Le envié un correo, un simple “gracias por dejarme tocar tus labios” y a partir de ese momento comenzó nuestra historia. Mil y un mensajes y al fin llego el viernes, yo quería estar con él a solas, exento testigos, moría por comerme sus labios. Pero no sabía que tan correspondida era hasta ese viernes, en donde quedamos en salir y vernos en algún lado. Yo tenía en la mente un café, pero si se podía mas, irrebatible no iba a decir que no, igual vez sería mi única oportunidad de existir con él.
 
Entramos a la habitación, me tire en la catre, se acerco a mí y no hubo preámbulo, comenz&oa

  • Valencia

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