Las reglas las escribimos juntos. ¿Un cambio de rol? ¿Un juego de poder que oscila entre la resistencia y la rendición? ¿El frío tacto del arnés deslizándose contra la piel expectante? Los límites se trazan y se borran con cada jadeo contenido, con cada mirada que suplica sin palabras. Tal vez te tome de la mano y te conduzca a la sumisión más exquisita, o quizás prefieras ver cómo el placer se desenvuelve a mi ritmo, paciente, inexorable.